SOS POR LA ESCUELA INFANTIL PLATERO

Un puñado de euros mezquinos pretende hundir un gran proyecto

La Comunidad de Madrid ha optado una vez más por usar unos criterios para valorar la educación que son aplicables a los ladrillos, a las técnicas de recogida de las basuras urbanas; son los mismos criterios que se emplean en la concesión de una conservación de las carreteras. Sobre 100 puntos posibles 55 serán por baja económica y 45 por aspectos educativos. La Comunidad Madrid, valora la gestión de la educación en términos de economía como si una escuela infantil fuera un lugar donde se expenden bebidas o tabacos.

Recientemente se ha dado un nuevo caso. Hablamos de la escuela Infantil Platero (Meco) cuya gestión es conocida y reconocida en el pueblo desde hace ya 17 años. En el proceso abierto hace unos meses la Comunidad de Madrid pone precio a la gestión de la escuela y opta por sacarla concurso (un precio “real” por cierto muy a la baja, calculando unos salarios profesionales que ninguno de sus empleados en nómina aceptaría). Y aun así propugna, apelando a las leyes del mercado (las fantásticas leyes del mercado que todos estamos sufriendo), que quienes quieran ganar el concurso tendrán que pujar todavía más a la baja.

Con estos mimbres el resultado ha sido, como poco, escandaloso: 38 puntos sobre 45 en la valoración del proyecto para la entidad que gestiona la escuela; 10 puntos sobre 45 para la empresa que ha resultado a la postre ganadora. ¿No es inaudito? La enorme diferencia de puntuación en el criterio que tiene que ver con el proyecto educativo es contrarrestada y superada por la oferta económica de la empresa que resultó ganadora Eulen, una empresa sin otros escrúpulos que los de presentarse a todo concurso que salga, del tipo que sea, y donde quiera que salga. Cabe pensar que los 55 puntos que ha cosechado por la baja oferta económica que ha propuesto para la gestión de la escuela están manchados del ahorro en las nóminas de los trabajadores, de la merma de educadores de apoyo, de los ahorros en la cocina y comedor, en los servicios de apoyo y complementarios, en los servicios de mantenimiento, en la falta de atención a las familias y lo que es peor en una educación más precaria. Lamentable.

La escuela Infantil Platero es de titularidad de la Comunidad de Madrid. Lleva 17 años gestionada por una cooperativa con resultados muy satisfactorios para los padres y sobre todo para los niños. Hace poco salió a concurso sin tener en cuenta para nada la impecable trayectoria del equipo educativo que la ha gestionado durante todo ese tiempo, sin contemplar los servicios que han venido prestando, y solo por la miseria de un puñado de euros, la gestión de la escuela se adjudica a una entidad que no conoce ni donde se encuentra el pueblo. Es un acto miserable e incomprensible que se debería frenar. Indigna saber que para una Administración pública que a todos nos representa unos cuantos euros valen más que una educación de calidad. Indigna pensar que los que nos gobiernan prefieren ahorrarse unos cuantos euros a cambio de que la educación de los niños y niñas más pequeños resulte afectada. ¡Qué pena! ¿Es ese el futuro que les espera a nuestros hijos?

Hace 17 años, muchos recuerdan un patio que parecía un pedregal y como en apenas unos meses y con la ayuda de todos, educadores, padres y madres, niños también, poco apoco fue cobrando vida hasta convertirse en un lugar querido, respetado y acogedor donde a diario cientos de pequeños de Meco juegan para aprender, aprenden para divertirse y se ilusionan con su futuro. La transformación que se vivió en el patio de Platero no es más que una metáfora de lo que ha pasado con la escuela desde aquella lejana fecha de septiembre de 1994 hasta hoy. Los niños y niñas y sus familias que han crecido con la escuela, sabemos, saben que todo eso es una apuesta, un compromiso basado en la colaboración, en la profesionalidad de los educadores, del personal de servicios, de su entrega a la tarea en horas, tiempo, dedicación, fruto de la constante implicación del equipo directivo. Las 17 promociones de niños y niñas de Meco que han crecido con Platero saben que todo lo que allí han aprendido se debe a ese espíritu que impregna la escuela, pleno de los mejores valores y del mayor de los respetos hacia los mayores, las familias, los objetos y las cosas. Saben que desde el director hasta las cocineras y todos los miembros del equipo, han contribuido con lo mejor de sí, con todo lo que han podido para fortalecer sus posibilidades a la hora de afrontar su futuro.

Ahora mismo, se cierne una nube negra sobre la escuela. Un puñado de euros fríos y sin alma se interpone entre todo ese clima y nuestros hijos. Un puñado de malditos euros quieren que toda la vida y el afecto que respiran aquellas paredes, desaparezca; un puñado de dinero pretende borrar de un plumazo tanta generosidad y tanta riqueza educativa.

Los que hemos tenido la oportunidad de llevar a nuestros hijos a Platero sabemos valorar ese trabajo. La alegría, el agrado, el entusiasmo, con la que nuestros niños han ido y van a la escuela es impagable y no se merece que unos mezquinos euros nos lo arrebaten.